LA ISLA DEL GRAN MONO ROJO

Bohorok, Centro de Rehabilitación de orangutanes. Sumatra.

El bosque era tupido y húmedo, a ratos llovía. Los árboles eran altos, muy altos, buscando siempre ese sol que en las zonas más bajas se vuelve tan tacaño. Había ramas,troncos, espinos, barro... en ocasiones una pequeña explanada donde podíamos descansar. También recuerdo un olor acre que ocupaba todos los rincones de la selva, nunca supe de donde provenía, aunque me gusta pensar que quizá fuera el fruto del rambután, ese melón espinoso que madura cada dos años y que tanto atrae a los orangutanes. También recuerdo sonidos: de pájaros, de insectos, del viento susurrando entre el follaje de los árboles, de las ramas rotas a nuestro paso...y por encima de ellos el aullido implacable de algún macho orangután llamando a la hembra y todavía más amenazador, el de su rival como respuesta.

A ratos uno de estos pequeños hombres de la selva venía a saludarnos, curioso, mientras alguna hembra orangután con su cría en brazos, nos miraba apoyada en cualquier rama, todos ellos esperando el regalo de otro plátano. Fue emocionante encontrarse con esos animales, mirarles a los ojos, saber que hay gente, como la del centro de recuperación, que lucha diariamente para que no desaparezcan, para que en las selvas se sigan oyendo los aullidos, sonidos telúricos, que nos acompañaron en nuestro paseo.

He vuelto a leer que desaparecen....