Por qué viajamos?
En el suplemento " El Viajero" de El País de 23 de diciembre, preguntaban a siete personas por qué viajamos. De las posibles explicaciones hay dos que me gustan mucho: una es del psicólogo García-Mas que nos describe como Homo Mobilis " una especie condenada a moverse". La otra es mucho más poética , pertenece a Geraldine Chaplin y dice que " viajo por la nostalgia de lo que no he visto".
Al hilo de este reportaje me he hecho esta misma pregunta y otras muchas : por qué se viaja? qué te impulsa a aceptar incomodidades que no asumirías en casa? qué buscas cuando saltas de isla a isla sin cesar? qué, cuando sueñas con ellas? qué encuentras finalmente en esos sitios? qué vas dejando?
Las respuestas no las sé, sólo he podido vislumbrar que viajar es algo tan profundamente adictivo como el tabaco o el alcohol; una pulsión que se descontrola y te controla porque incluso cuando no viajas, sentado en el sofá de tu casa, imaginas nuevos lugares que nunca has visitado; miras mapas y rutas nuevas , los horarios de los trenes, las elipses imaginarias de los viajes en avión...
Pero volvamos a los viajes. Quizá unas de las razones más importantes para ir es descubrirme de otra manera, con prioridades diferentes, sintiéndome las más de las veces como un aspirador que lo absorbe todo, sin que me importen esas otras cosas que aquí pueden parecer irrenunciables. Me gusta saber que se vive de otra manera, que no en todos los sitios el sol se pone igual, que el color del mar cambia en el trópico, que hay hielos que han sobrepasado el límite del tiempo, que los perros no son siempre animales de compañía, que los trenes a veces no llegan ni pasan, que las montañas son dioses, que hay mares de sal y de cactus, que los palacios son tumbas, que las cuevas son casas, que los tucanes existen, que los elefantes te miran a los ojos. Y quiero ver las casas que navegan por los lagos allí tan lejos y subirme a los volcanes durante los amaneceres rojos...La lista es extensa, los motivos demasiados porque, de esto estoy plenamente convencida, estos van cambiando según en viaje y el viajero.
Yo, llevo años preparando el siguiente.
La foto es de Bilbao, 16/12/06
Al hilo de este reportaje me he hecho esta misma pregunta y otras muchas : por qué se viaja? qué te impulsa a aceptar incomodidades que no asumirías en casa? qué buscas cuando saltas de isla a isla sin cesar? qué, cuando sueñas con ellas? qué encuentras finalmente en esos sitios? qué vas dejando?
Las respuestas no las sé, sólo he podido vislumbrar que viajar es algo tan profundamente adictivo como el tabaco o el alcohol; una pulsión que se descontrola y te controla porque incluso cuando no viajas, sentado en el sofá de tu casa, imaginas nuevos lugares que nunca has visitado; miras mapas y rutas nuevas , los horarios de los trenes, las elipses imaginarias de los viajes en avión...
Pero volvamos a los viajes. Quizá unas de las razones más importantes para ir es descubrirme de otra manera, con prioridades diferentes, sintiéndome las más de las veces como un aspirador que lo absorbe todo, sin que me importen esas otras cosas que aquí pueden parecer irrenunciables. Me gusta saber que se vive de otra manera, que no en todos los sitios el sol se pone igual, que el color del mar cambia en el trópico, que hay hielos que han sobrepasado el límite del tiempo, que los perros no son siempre animales de compañía, que los trenes a veces no llegan ni pasan, que las montañas son dioses, que hay mares de sal y de cactus, que los palacios son tumbas, que las cuevas son casas, que los tucanes existen, que los elefantes te miran a los ojos. Y quiero ver las casas que navegan por los lagos allí tan lejos y subirme a los volcanes durante los amaneceres rojos...La lista es extensa, los motivos demasiados porque, de esto estoy plenamente convencida, estos van cambiando según en viaje y el viajero.
Yo, llevo años preparando el siguiente.
La foto es de Bilbao, 16/12/06
entrada de Mercedes @ 6:37 p. m.
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