La isla de las Especias

Mensajes desde una isla. Viajes, libros, películas, otras islas....

miércoles, 1 de noviembre de 2006

LA ISLA DE LAS MIL MAGIAS



Hay un sitio en el mundo lleno de fábulas y cuentos; un mundo habitado por criaturas llamadas Fiura, Basilisco, Piguchen, Trehuaco... un lugar donde todavía se cuentan historias increíbles de seres imaginarios; un lugar, en definitiva, donde esas historias todavía te las crees.

Este lugar es Chiloé, una isla que surge a lo lejos navegando desde Puerto Montt ( Chile) . Sin ser la remota frontera del Sur, cierto es que las brumas, aún en los días claros y frescos del verano, lo cubren todo a primera hora de la mañana. Bajo esas brumas se esconden muchas sorpresas...

Cuentan del Caleuche, un barco fantasma utilizado por los brujos. A bordo tienen lugar fiestas y bailes, con una música cautivadora que te obliga a seguirlo. Nunca lo hagas... no lo mires... puedes ser abandonado en cualquier cala, privado del habla y con tus facultades mentales seriamente perturbadas.

Qué deciros de la Voladora, una mujer que puede transformarse en pájaro para hacer de mensajera de los brujos; o de Pincoya, la diosa que personifica la fertilidad de las playas y el mar, cuando ella baila desnuda en la orilla , mirando hacia los cerros, habrá escasez de mariscos y peces, si por el contrario lo hace mirando al mar, habrá abundancia de productos.. o de un personaje al que llaman Trauco, que odia a los hombres y con solo su aliento puede dejarles la boca torcida o condenarlos a muerte... o el Cuchivilu mitad cerdo y mitad culebra.. o el Coo que anunca la muerte de los enfermos...

Pero no sólo ellos. Nos contaron multitud de historias sobre hechos " ciertos y comprobados" tales como que las vacas van limándose los dientes al comer el pasto de la isla, de tal manera que al final los pierden y mueren de inanición. También nos hablaron del Chacai, un arbusto parecido a la retama , que posee unas raíces larguísimas impregnadas de una resina inflamable, lo que produce incendios subterráneos que tardan meses en apagarse. Y hay más, muchas más historias, que bien merecen una visita porque deben ser contadas allí, sentada en la terraza de cualquier palafito, mientras se sueña con las grandes extensiones de hielo allá en el sur.